No fue una noche soñada, pero si deseada.
Viví los extremos de las emociones…
Sorprendido por tu ternura, acaricie tu pelo, entrelazamos nuestros dedos y me aferré a ti como un niño a su peluche.
Luego la pasión…tu piel desnuda, suave como la seda.
Atrapado entre tus muslos…columnas que revelaban la vía a tu tesoro.
Tus senos firmes y erguidos, atraían como imanes mi boca para no querer separarse de ellos.
Tu tesoro, de movimientos vibrantes, esquivos… como una presa evitando ser cazada…mientras mi alma se concentraba en una inevitable erección que como fiera enjaulada luchaba por escapar y alcanzarte.
Al final, un pensamiento: te tuve sin poseerte!