Sigo en ese desierto sin aliento en mi cuerpo,
faltante de vitaminas y con dolor en los huesos
Me encuentro abatida, medio sepultada por el viento
sin lograr un solo movimiento ni alentar mi pensamiento
Los rayos de sol me queman, me asfixian
sobrepasan mis latidos que se paran por segundos
absorben el agua de mi esencia dejando sólo el perfume
oliendo a rosas marchitas, oliendo a muerte
El viento me sigue azotando, solitaria
sin que nadie vea este cuerpo cubierto de granos de arena, sin indumentaria
perdido en la nada, en sofocantes temblores
esperando que algún día llegue el salvador de corazones