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Acércate,
ven y toma mi mano,
sé que estás al alcance
de mis sueños callados.
Ven, acompáñame,
con la ausencia de tu cuerpo,
sin que sea demasiado tarde
para poder rozarte...
sólo así, desde lejos.
Ven, quédate conmigo
y desvela con melodías
este espacio vacío,
donde te inventan mis fantasías
con anhelos adormecidos.
Abrázame, niño mío,
sin siquiera tocarme,
obnubila mis sentidos...
en un roce irreal,
de mentira, de hastío,
son mi compañía en soledad
tus labios sobre los míos.
Niño de triste mirada,
es en tu recuerdo
donde mi noche solitaria
encuentra su consuelo
entre sonrisas y lágrimas...
donde mi miedo a amarte
subestima a mi deseo
de querer volverte a ver
con este amor inmenso.
Te quiero,
te quiero demasiado,
ven hacia mí,
te he esperado tanto...
te lo voy a decir,
mi corazón lo está gritando,
pero lo haré sin palabras...
no sé si podrás escucharlo...
sin decírtelo, así,
así voy a quererte tanto.
Estás aquí, niño, conmigo...
puedo sentir como una caricia
estremece mi corazón frío,
para luego hacerse brisa
sintiendo amanecer con cada respiro.
Entre las blancas ilusiones,
de instantes en que ya no estás,
yo te invento...
te extraño...
te siento...
en mis sueños una vez más.
Ven, tiñe con tu recuerdo,
esta soledad en versos.
Ceci Ailín