Me he quedado tan quieta
en esta lenta tarde,
Me quedado tan quieta...
que le envidio a la estatua ,su coraza de piedra.
No se si tu estás
y no se si me sueñas.
El mar se estremece a mi costado
como un gigante alerta
El viento, caballo desbocado.
se encrespa entre los cerros como una herida abierta.
¿ Donde las amapolas?
¿ Donde el campo de lirios?
Se mueren sin reflejos los cristales,
sin miradas de niños ya perdidos.
Y aunque tiemblan colores en las calles
y voces y estampidos.
Estoy quieta como la estatua
que no tiene piedad
que no tiene esperanzas ni alegrías,
que no sabe de amor
porque es de piedra.
Me he quedado tan quieta...
Ma. Julia.