Con qué facilidad
me quitás la paz,
trabajada, enhebrada
durante tanto tiempo
y en un cambio de viento
con tu sonrisa grabada
se va todo al carajo
mientras te busco y te pienso.
Ladrón de corazones,
despacito fui cayendo,
suavecito fui tejiendo
una red pa´tus amores
incrustándote en mis ojos,
embriagando mis ocasos,
descubriendo en secreto
tu presencia a cada paso.
Ya no hay cura a estos males
los más dulces de mis días,
me retuerzo en mi cama
sollozando de alegría,
y no quiero encontrarle
ninguna medicina
a tu amor que me sofoca
tiernamente en mi boca
contagiandome vida.