Otra vez el crespón negro en la cresta del Foro,
otra vez penumbras en los ojos,
y el viejo batallador de los luceros
emprende viaje con su azadón al hombro…
marchamos erguidos,
dilatados de sombras…
Jardinero del cielo,
mil veces te postulo,
Sembrador de caminos y de estrellas.
En pos tus huellas me encamino,
recojo tus luceros y te nombro,
y te llamo Alfarero,
arquitecto del decir y la palabra,
¡Poeta…!
Heraldo de las noches y el silencio,
Predicador de las auroras,
Encantador de mariposas, te declaro…!
¿Qué importa si te tragan los luceros,
Si nos dejas tu corazón hecho de estrellas
de lunas, de caminos y de espejos?