Tristeza, vereda sombría,
por donde transitan mis condenas.
Trocha fría,
por donde voy derramando,
restos de mi alma vencida.
Mar de llantos,
que no se agotan,
en mis largas noches de agonía.
Y por donde navegan al garete,
la hiel de mis penas
y amarguras,
sin orillas.
Tristeza, testigo,
de mis luchas,
porque me cortas,
las alas de mis alegrías
dime porque,
me hieres con sal el alma
y me mantienes preso,
dentro un atolladero,
sin puerta de salida.