Viento, ve y dile, que nunca le olvidé,
que cada día que pasa me acuerdo más de él...
viento, dile, que no ha mejorado el tiempo...
desde que se fue... no ha cesado de llover.
Viento, llévale la esencia que transpira mi piel,
para que sienta el perfume de mi ser, al atardecer,
dile, que no puedo vivir sin el rose de su piel
y que a su sonrisa también me acostumbré.
Ve y dile, que no puedo vivir sin él
y que si me olvida de seguro moriré.
Viento, ve y dile, que aquí lo estoy esperando...
bajo el árbol que plantamos a la orilla del camino.
Ése, que con su sombra, tantas veces nos dio cobijo,
en donde hilvanamos proyectos y soñamos con los hijos
y calmándonos la sed, sus arrayanes, en racimos,
disfrutábamos cada momento, cada vez que nos quisimos.
Viento, dile, que se apure que ya empieza a oscurecer...
que las gaviotas vuelan en busca de sus nidos,
que el sol empieza a declinar sepultando su estío
y una nube negra se refleja en el agua añil del río...
Anunciando que habrá tormenta y
mi cuerpo tiembla de hastío.
Ve viento y dile, que venga que tengo frío,
que quiero sentir su calor
y su corazón palpitando junto al mío.
Felina.