Quiero ser la alegría de tus días,
la Princesa que habite tu palacio,
la niña que duerma entre tus brazos,
la amante que tu cuerpo ansia,
y la compañía que en la soledad necesitas.
Quiero ser la mujer que comparta tu vida.
No me conformo con ser sol de un día,
ni estrella de una noche.
No soy mujer aventurera,
soy una dama, una señora.
Quiero ser tu eternidad y que tu seas la mia.
A Dios le pido que tu anhelo sea igual al mio
y que si tan sólo pretendes aplacar tu pasión
me devuelva la razón, la ilusión de verte yo la pierda,
que el encuentro se lo lleve el viento y
me ilusión se quede junto al mar,
ese mar en el que te prometí eternamente amar.