Si tras la tormenta apareces tú
y con tu mirada me iluminas;
si es tu silueta la que a contraluz
observo, mientras hacia mí caminas,
sabré bien que mi búsqueda de ti
en tus brazos compasivos termina
y que de mis esperanzas al fin
un brote de amor en mi ser germina.
Sabré, entonces, mientras tomo tu mano,
que de toda mi triste agonía
tus labios dibujaran en mi un trazo
y en tu beso volverá mi alegría.