Isaac Amenemope

PIERDO TUS CABELLOS

Te perdí, lo se...

Pero de vez en cuando encuentro otro de tus cabellos.

Cuando reviso en algún viejo libro,

Me entero que estuviste allí,

Por el cabello que dejaste,

sé que estabas distraída.

Colgando del techo de madera,

Enredado a la lana de una cobija que dejé de usar,

O dentro de mi pantalón,

Cómo han podido llegar allí,

Cómo han podido permanecer

Escondidos por tanto tiempo.

Pienso que esos cabellos de finísimo oro resistente

Son unos malditos cómplices de la memoria que los atrapó,

Cuando todavía eran parte de su cabellera,

Cuando todavía eran delicia entre mis manos...

Los miro anonadado.

Sé que en realidad son testigos micro- métricos

De una historia de amor sólo relatada para dos.

Sé que son lo último que la muerte se atrevería a tocar.

Uno a uno debo quemarlos,

Desamarrarlos del diario de mis días más felices,

Y darlos por perdidos,

Hasta que dejen de aparecer...,

Pero el lugar por donde pasas,

Y ha caído otro,

Como algo sobre lo cual no tienes control ni pertenencia,

Algo destinado a ser barrido por el tiempo y el olvido.

Yo fuí uno de esos cabellos que se sacudió,

Y por accidente caí en este acuario de ligeros geles.

Nadie me va a encontrar o reconocer,

Más que yo mismo.

En el pajar de las vivencias,

De todas las instancias juntos encuentro

La aguja de la alegría,

Y no hay desde entonces tristeza

O lamento en tu nombre

A los que no pueda urdirle con ella

Una cuerda para ahorcarlos.

La magia no termina,

Los actores se separan,

Llevándose cada uno sus propios secretos,

Dejando yo escritos y ella cabellos,

En algún lugar público o privado donde hallarlos.