Suave como la luz del alba,
así son tus palabras a mi oído.
Tan silenciosas como un parpadeo,
son tus caricias al hacerme tu despertar cada mañana.
El sonido del viento de tus besos me levanta, me llama.
Aun el aire que tu exhalas quiero respirar,
para poder tener de ti, asta lo que no puedo tocar.
El sonar de tu mirada me hace recordar que mi corazón late,
palpita por estar a solas,
en intimidad,
dejándonos cubrir por la aurora.
El compás de tu respiro
adorna las frases que hoy escribo.
La luz de tu sonido
ilumina mi destino.
Hay mas versos que palabras y menos letras que frases,
mas por ti hoy he decidido inventar mas que A, B y Ces,
para escribirte eternamente lo que aun no ha de ser,
y como el jornalero anhela el final de su jornada,
así anhelo estar contigo,
abrazando a mi oído tus palabras
que serán siempre mas suaves que el alba.