(esperar 17 segundos de la música para leer el poema)
Liberado, suelto, sin peso ni bando,
me quito de encima lo que es poco;
¿será acaso de tanto me volví alado
desinhibiendo mi alma con el Todo?
Impreciso, sin mezcla, la voz mojo
derritiendo lo celeste en mis pagos;
despacio, eterno, a su regazo arrojo
cada día y noche estando a mi lado.
Omnipresente, aprensivo, siento algo
en cada instante que alienta su fondo;
divino, completo, sin miedo por nado
muestra de este mar cada uno es logro.
Enseña como nuestro ser no hay otro
relajado, sin conversar pero hablando,
aprovechando el ritmo de vivir hondo
junto a la bendición de seguir amando.
Vito Angeli