Isaac Amenemope

REINTEGRO (aqui entre tu y yo)

1

 Qué clase de tesón emplearon para hacerte, Amor,

 el mismo que empleo para conseguirte cerca a veces,

 cuando no estás, y veo que al inventarte una vez más

 estoy tratando de mirar donde ya no es incluso necesario hacerlo...

 

 ¿Qué quieres de Mí?.

 El fuego consume cuanto va quedando,

 y con las cenizas esparcidas

 se echan sombras para que se detenga.

 

 Pero El no se detiene,

 suelta la chispa y la apaga con la lengua,

 agarra la brasa y la lanza a otros cielos para que ardan,

 saca su espada y corta los lazos para que se suelte el centro.

 

 Tus extremos son las uñas que escarban en el corazón de los hombres,

 que intentan por si mismos desesperados

 penetrar a través de sus ojos,

 y pierden la vida tratando de desenredar la urdimbre

 usando la misma aguja que la teje.

 

 ¿Qué hay atesorado en el centro de sus manos?

 qué que no haya tenido contacto con la daga,

 qué que no haya tomado la justicia para sí...

 qué que aliena y destruye.

 

 2

 Nadie sabe nada de Ti,

 y quien se atreve a conocerte pierde cuanto fue.

 Nadie sabe la verdad, excepto que ha vivido.

 Entonces, si todos van a reírse de ti,

 mejor empezar a reír desde el principio...

 

¿Por qué no das alternativas?

 Porque soy de hierro lo percibes.

 

 Cuánto más no te ha dado quien ignoras,

 y cuánto más sabe de Amor quien a dar ha aprendido.

 

 Ve cuan rápido se desplaza quien por regla natural

 ha de presenciarse detenido.

 

 Corre y vuela

 donde los hombres y los pájaros se mezclan,

 baila y desperdicia la suela de tus calzas,

 despabila mientras pasa el mundo dando vueltas.

 

 El mundo no está loco eso es mentira.

 El corazón ha caído en manos de los locos

 y a cambio ellos han dado sus cabezas.

 

 3

 Ahora la incógnita es el sepulcro,

 y quien la entierra el rey de los preguntadores.

 

 ¿Qué quieres? jugar con emociones

 juega tú por tu cuenta y bájate los pantalones

 

 que para mostrar la cara llevamos cejas,

 frente y bigotes.

 

 Lo que se pueda pagar es entonces

 la miseria que se lanza a la envidia

 y a la vergüenza para que se cubran.

 

 4

 ¿Acaso son de papel esos rostros libertadores?.

 Que por ti enseñan las cejas, la frente y los bigotes.

 ¡Oh, por lo que sea! Reacciona.

 

 Que si, donde haya vehículos de cuerpos,

 a motor de hierro,

 las licencias a tapujazos allí se compran,

 se recomponen,

 y duran lo que un rato, o más liberan,

 si en la regla de oro más se invirtiera.

 

 Que la regla es la ley y se respeta.

 Pues que más queda,

 aprender a desaprender, para ser lo desconocido,

 tocar puertas, pagar autos, rentar alas, sacar fuerzas.

 

 5

 Cúbreme del frío que a los demás complace,

 que sol no ha de faltar en la ventana por donde te miro,

 No repares en mi corazón, no esculques entre libros.

 Lee en cuantos ojos salta el brillo

 y se derrumba el éxtasis...

 

 Que sois lo que siempre fuisteis,

 leva cara, suerte antigua,

 dinero de cometas, armazón, fuente de carne.

 

 Que sois Amor encarecido,

 y pides la Vida a cambio de aprender a amar.

 

 Gana para recorrer el mundo

 y lleva el centro endurecido en la garganta.

 

 Dime que has reaparecido,

 y que ahora no es posible mediar,

 porque todo el tiempo a los extremos apostasteis.

 

 Dime que te invite cuando decida irse,

 que de tanto ver de cerca y de lejos

 ha terminado por sobreponernos...

 

 6

 Rueda galaxia, rueda intrépida, tierra, elipse,

 hijo estirpe, de raíces, de cabos sueltos, y de sílice.

 

 Que a ordenar lo ordenado aprendiste,

 desordenando lo desordenado reviviste,

 cautivando la mentira te desalojaste completamente.

 

 Que haces osamentas con la inconformidad,

 y luego permites que se cubran

 y se tornen blandas.

 Que haces fuego donde el agua corre

 y pones a silbar el viento donde la energía toca.

 

 Lanza el dardo para que dé en el centro,

 severo sentimiento que se desencadena

 para cambiar aquello que se encontraba inmóvil,

 

 aquello que se repele a si mismo

 y fustiga la cordura tanto como hace la razón

 para poner a prueba la justicia.

 

 7

 Escribiendo en esta única dirección,

 y usando las mismas palabras que se usaron

 para relatar lo que pasó

 sólo se alcanza a repetir la historia.

 

 ¿Es que no hay modo de que sea distinto?

 Siempre es igual.

 Suma de perennes momentos,

 que no sirven más que para aprender

 a vivir, como si nunca antes se hubiese

 contado con la oportunidad de haber vivido.

 

 Que sois lo que siempre fuisteis,

 pertenencia desanclada a este mundo,

 reojos que vinieron para ver de cerca y de lejos

 cómo es que se construyen

 y destruyen las imágenes.

 

 Picos en los que la luz se hace añicos,

 trayendo la obscuridad para atribuirle la noche

 y coronarla de reina mientras sus pies se iluminan.

 

 Que sois lo que quieres ser,

 y en cada rostro recalcas la desnudez del alma

 cubriéndolos con tus sonrisas

 para que se muestren

 cincelándoles los gestos para que se reconozcan...

 

 8

 Pero ellos no se reconocen,

 son los mismos,

 pies milenarios, rostros libertadores,

 dinero incendiario que se compra para borrar caminos,

 que quema las manos y las pone malolientes a pólvora.

 

 Nadie puede matar al AMOR por amor.

 EL va por si mismo, incluso donde la muerte cede,

 sale al paso y ya no permite que andes más solo,

 te prepara cuando el impulso nacido del deseo de salir

 insiste para que te sueltes, y en ello te hace daño.

 

 Te toca,

 y te impregna de una música de pieles deshabitadas,

 te murmura,

 para que puedas continuar escuchando fuera

 para que no confundas los latidos de tu corazón

 para que puedas hablar mientras te aman.