Si un recio viento me acaricia
en la soledad peremne de la calma
y entre surcos mi corazón palpita...
no rodarán mis pies por la barranca.
Ni avivarán la muerte en la caída
que en mi camino la ingratitud levanta,
me sostendrán no importa las espinas
que hayan quedado clavadas como lanzas.
Soportarán el peso de la escoria sostenida
en el ínutil espejo de mis ansias,
quedando presos los pasos por la vida
de besar los sueños que por mi andar escapan.
No dirán jamás que en esta ruta definida
como Aquiles fallecerán sin esperanza.
Combatirán deshojando sin piedad la brisa
que en sus plantas clame victoria en la batalla.
LEO HENRY