Sonreír en momentos de tristeza
es como llorar en momentos de alegría
tan solo debes hacerlo con destreza
para convertir en claro el oscuro día
Sonrisa en mis labios con cada uno de sus besos, con cada uno de sus suspiros, con cada una de sus miradas. Las tardes llenaban de brillos mis pupilas, de amor el corazón, de deseos a mi cuerpo, pero entre estrellas se perdió todo aquello que un día construimos con el amor y los sueños.
Por razones, por terceros, por propio convencimiento los eslabones se han ido perdiendo en el tiempo, se han desatado verdaderos dolores, en uno, en otro, en quién sabe cuántos, no importa ya el motivo, tan sólo que él se ha ido de mi vida y me ha dejado espacio para el encuentro conmigo misma.
Es tiempo de reflexión, de dejar volar el pasado y vivir intensamente el presente, eso que tanto tiempo ha estado a mi lado y he dejado de mirarlo por cegarme en otras manos, por querer volar más alto de lo que mis alas podían alcanzar, por amar sin más y todo sin condiciones dar.
No es más que la vida misma la que fluye bajo este cielo, no es más que la superación de tropiezos y el encuentro de nuestro propio yo, no es más que hermosas experiencias que se viven intensamente y de las que cada día aprendemos a amarnos más, a valorar nuestra esencia, a demostrar que la rendición no está en nuestros días.
He dejado todo a un lado y, aún siendo un día de lluvia, en mi rostro dibujo una sonrisa, en mi corazón voy apagando el pasado y encendiendo un nuevo amanecer, en mi mirada el alma se dispersa pero aunque tú me mires no verás el dolor que la oprime, tan sólo seguirás viendo esas chispitas de amor que un día te atraparon.
Me he ido, se ha ido, nos hemos alejado y todo por un sinsentido, por una razón incomprendida, por un susurro de un amor con espíritu, por unas letras que nunca irán más allá de formar versos, estrofas y poesía de amor eterno, porque el amor verdadero es mucho más que eso, es entrega, es perdón, es olvido y es decir TE AMO con el corazón.