Cuando nos encontremos, no digas nada, sólo abrázame con fuerza
quiero ver tu sonrisa no tus llantos mientras conversas
para callarte en solo instante con uno de mis besos anhelados
que han esperado largo tiempo sin probar otros labios cotizados.
No permitas que el día termine sin antes recordar el ayer,
retorna tu ser de niña y vuelve a la realidad antes del anochecer;
recuerda como lo recuerdo yo cuando encontramos un jardín
que no era más que un lugar público donde encontraste un carmín.
Si mencionara que ni el día ni la noche me han quitado tu recuerdo
seguramente creerías que miento y estaríamos en desacuerdo;
tanto me conoces que ni yo mismo podría definirme con exactitud,
sólo tú lo consigues como consigues volver a mi calma inquietud.
Si me dedico a homenajearte o si volteara la página una vez más
no me faltarían palabras para expresarte mi dicha cuando estás,
no tendría molestias con la inspiración que es exiguo si hay amor
ya que cuando se ama sólo hace falta escuchar al corazón.
Quisiera aprender a escucharlo y ofrecértelo como algo concreto
para que nunca se te olvide que después del jardín secreto
lo que debes guardar con mesura son dichas palabras del alma
que recorren lo más profundo de mi ser y se pierden en el alba.
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