La hierba y la semilla nueva
cubren aquel cenizo claro
llenando de nuevo de verde
allí donde marchitó el rayo.
Al subir presta ya la marea
limpia huella de la arena bruta
que unos instantes marcada
la deja de nuevo impoluta.
Y el cielo azul y celestial
es allanado por la tempestad
que es curada por el viento
que de nuevo le da claridad.
Así como en la naturaleza
el amor una vez profanado
puede anteponer el corazón
para estar con el ser amado.