JUSTO ALDÚ

DE DICTADORES Y TIRANOS

Así como un perro que  acolmilla la vida,

la jauría se reúne y mata

Algunos hombres poderosamente juntos

  instalan sus toldas en mi mapa.

Doblan la angustia carcomiendo el pánico.

Atragantan el silencio con  gritos

Hacen polvo de huesos con sangre.

Horrorizan el horror

y  viven la idea de escarbar en el pecho del pueblo;

  luego ves viudas arrastrando sus maridos,

hijos arrastrando la viuda muerta

y ancianos quedándose solos una vez más…

Sin nada más que un dolor anciano

envejecido por tanto dolor.


¡Malditos! se doctoran

para hacer desaparecer de sus organismos

las lágrimas, el amor 

 y hacer que prolifere la prehistoria en sus dominios

  dándote palmadas con una mano

y  haciéndote trizas las entrañas con la otra.


Jugamos a la felicidad,

mientras un pelotón nos apunta sin escrúpulos

para matar nuestros mañanas.

 

Por eso cuesta vivir encaramado en éste siglo,

hablar con anticipo

y  sentir la agonía  junto al pueblo.