Nada
como la tristeza
de saber
que te vas.
Nada como
adivinar
que tuvimos
un tiempo
en que el reloj
marcó sus pasos
sólo
para nosotros.
Que estuvimos
preguntándonos,
descubriéndonos,
escondiéndonos.
Con el miedo
de saber
que nos \"sabemos\"
y nos buscamos
los nombres
de nuestras almas.
Escapándonos
de las respuestas
correctas.