Son estas calles las que me advierten
del silencio
que copa los andenes.
Son estas miradas tan absurdas
de transeúntes solitarios,
las que matan esperanzas
de amores encontrados.
Son tus palabras al viento
las que matan de frío
y dejan helados,
perplejos los sentimientos.
Son tus silencios tan inmensos,
tan ausentes,
que parece que llegan al cielo
y se pierden en tu luna
que está hecha de silencio.
Y está mi casa tan vacía,
tan llena de tu silencio,
y así las calles tan lejanas,
que siento que me pierdo en su eco.
Y yo, de soledad estoy hecho,
tú, de la ternura que se recuerda;
de esa que llega a mi casa y se sienta,
desconsolada a escuchar mis penas.
Son tus palabras
las que se clavan en el alma,
las que vuelan al ocaso,
y son tu palabras
las que regresan de repente
si me ven llorando.