En las vueltas de mi mundo
algo vago y pasajero,
en la punta de mi lengua
que susurra un te quiero,
en la mancha de mi brazo
y en las ondas de mi pelo,
en los ciento dos lunares
que constelan cuerpo entero...
Tú eres la esperanza
en mis mejillas sonrosadas,
que me inunda poderosa
la razón y el corazón,
el motivo inevitable
de poesía enamorada,
y el miedo a perder
con el tiempo tu amor.
Pero adentro y más afuera,
en los giros del destino,
sonreímos a las letras
que anudaron los caminos,
que saltando por mis dedos
van llenando pergaminos
y en tus ojos aniñados
se deshacen con alivio...
Tú eres mi remanso
en el torrente de personas
donde puedo sacar mi caña
y jugar a pescar
un sueño adormecido
con las luces de la aurora,
el final feliz de un cuento
de un amor sin edad.