No hagas caso a las duelas
que aprisionan tu cabeza
ni a las burbujas que rompen
el alma de los robles.
Traiciona el resplandor del vino
que en la distancia es tan solo
una vulgaridad del espejismo .
Sin embargo, la sangre de la uva
da la fuerza a tus cabellos y los míos
y hace estremecer
tus deseos filisteos
cuando te entrego el alma
en cada copa de besos que flamean.
Efraín Gutiérrez Zambrano
De su poemario Alquimia del Amor