ALVARO J. MARQUEZ

SÓLO MÍA

    No me digas que eres casada, eso te lo recuerdas a ti misma más que a mí. No me hables de respeto cuando sabes que cada vez que me has pensado estando con él, lo has irrespetado. No me prohíbas que te bese si sabes que en el fondo, te mueres porque muerda tus labios. Deja de pedirme que no te vea con ojos de lujuria porque sabes que ya tus ansias no admiten otra mirada. No me vuelvas a decir que eres ajena hasta que dejes de sentirte mía...

 

   No digas que te excitas cuando él te hace el amor si en tu mente soy yo quien te lo hace, no me asegures que tengo cerrada la entrada a tus sueños si sabes que jamás he salido de ellos. No permitas que te toque otro mientras sientas que en cada rincón de tu cuerpo, hay una huella mía. No te tapes de mí si te desvistes, te consta que tu desnudez me pertenece. No busques a otro en tus sueños si sabes que mi nombre está en todos ellos. No me hables de moralidad cuando en la cama conmigo, en tu diccionario nunca figuró esa palabra...


   Nunca me digas nada acerca de la fidelidad porque tú y yo sabemos que los deseos te están matando, no me mientas pues yo sé que cuando a solas te tocas, de tu boca sólo sale mi nombre. No te mires desnuda al espejo con él, los espejos no saben mentir y será mi reflejo lo que veas. No mires tu sombra si sabes que es por mi luz que se proyecta y por último, no intentes escribir un poema porque siempre seré yo tu inspiración. El amor fue para ti como un juego de azar, una lluvia de pasiones que no escampó nunca. Amarme y ser mía para siempre era una ley de ese juego y ahora inútilmente quieres hacer trampa...