Bésame con pétalos de rosa,
mójame con la lluvia de tus ojos,
apriétame fuerte muy fuerte contra tu pecho en fuego;
no tengas miedo soy de cristal resistente,
fundida en el fuero sagrado de la Diosa Albina.
Enciéndeme los poros hasta que estallen en chispas de oro,
sussúrame silencios de luna en vaivén de nubes,
arrulla este cuerpo suave de color brillante
con tu tronco de sequoia y vino de almendras tostadas.
Cúbreme con la tibieza de tu piel de oja,
hazme un abrigo de encajes púrpura
aquí estoy a gusto, mullida...
protejida de las intemperies.
Lámeme despacio, sorbo a sorbo
mezclando los aromas,
deja la savia suculenta correr
hacia su cauce y alimentar la madre.
Merche DemBar
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