No antepongas:
la fe al miedo,
la esperanza
al riesgo.
¿Quién soy yo
para hablarte
de amor
desde el
infierno?
Ni en
un abismo
podría ya
caer mas bajo.
No puedo
pretender
que me tomes
de la mano.
Desde aquí
(el fondo
de mi tormento)
ninguno
ha regresado
entero.
Vos traías
el alma
desgarrada.
No puedo dejar
que lo pienses,
no puedo
sentarme
a esperar;
el final.
No mires atrás;
me convertí
en una estatua
de sal.
http://monicalaneri.blogspot.com/2011/09/una-estatua-de-sal.html