Déjame ser el sol
que en la cornisa
de tu labios punzó
marque sonrisas.
Serás un vendaval
de nueva luna
que asome en mi soñar
como ninguna.
Déjame ser destello
en tu alegría
haré por ti el más bello
de tus días.
Deseo entre las sombras
ver tu cara
reflejada en mi alcoba
o en mi almohada.
Y una tarde final
verá el ocaso
el eclipse genial
de nuestro abrazo.