Por el sendero que va dejando el recuerdo
camina el hombre perseguido de su sombra;
escapando al destino –fugaz imagen en noche de delirio-
buscando la paz robada
en la falsa quietud del beso encadenado.
Cuelgan los brazos buscando la tierra
sintiendo la armonía del compás,
cadencia del silencio henchido de paz;
otra mañana que se marcha,
otro suspiro que me vence,
un nuevo color que se inventa y presta
para pintar esta nueva esperanza.
Los últimos rayos de sol
que ya no me ciegan,
que me llaman… que me llevan;
que estremecen la mirada,
-cautiva y rendida-
en este trance de abandono,
en este suspiro de mágica realidad.
(Jpellicer)