Planté un rosal en el jardín de mi amada.
Desde aquella tarde pálida de invierno
amarillas rosas resplandecen en mi alma.
Bajo la luna de diciembre
sólo yo puedo tocarlas.
Estas rosas de misticismo,
estas rosas de adoración insospechada,
estas rosas se llenan de luz invisible
cuando estamos solos,
sin testigos,
en el jardín
el rosal y yo
con mi amada.
Efraín Gutiérrez Zambrano
De su poemario Molinos de Fuego