Un perro fue al río,
ladraba y ladraba
por el señorío
que tenía una rana.
Ella indiferente
ni cuenta se daba
que mostrando sus dientes
el perro ladraba.
El perro rabioso
perdió la paciencia,
se puso furioso
por la indiferencia.
Y la astuta rana
al verlo bravío,
sin pensar más nada
se sumergió en el río.
Y el perro sintiendo
más fuerte su ira,
se quedó rugiendo
parado en la orilla.
AUTOR: Alejandro J. Diaz Valero
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Maracaibo, Venezuela