Niña.
Poco a poco te vas haciendo mía y yo tuyo.
Poco a poco me voy ganando tu corazón, tus miradas, tus abrazos, tus caricias… tus besos.
Me siento libre al estar contigo, libre de tenerte, libre de hablarte y sentirte.
Expresar esto, que lo sientas y que me sientas.
Sentir juntos, lo mismo, al unísono, como un solo ser.
Me gusta cuando crees saber cosas.
Cuando actúas de manera tierna, graciosa y cariñosa a la vez.
Que me celes cosas tontas, a veces perceptibles solo para ti. Y yo, reír de tus celos infundados y caprichos de joven mujer.
Déjame cuidarte, déjame estar contigo siempre, como hasta ahora, pero más intimo, más nuestro.
Déjame cumplir tus deseos, por más tontos que parezcan, mientras tú estés feliz, bajaría las estrellas, te subiría hasta la luna y veríamos la tierra.
Carisias sin sentido, abrazos y miradas insinuantes son nuestro lenguaje.
Roces, palabras al oído, confesiones a medias.
No nos decimos nada, pero a la vez nos decimos todo.
Comenzó el juego, estamos jugando y seguro ambos ganaremos, en el juego del amor.