Un amor peregrino, trajo el recuerdo
de las más brillantes estrellas que mecidas
alumbraban el oscuro azul de la bóveda celeste
con los llameante rayos de refulgente plata en el misterioso centro.
Un amor peregrino, enseñó su ausencia
al caminar por llanuras y montañas de un voluble
y hechicero abrazo rodeando una cintura cadenciosa
con la esperanza de eternizar el sueño de un amor clemente.
Un amor peregrino, estremeció su sentimiento
porque la suerte inevitable trazó el camino
que seguiría en la alborada, aunque su esencia infinita,
buscara jactarse de la sombría esperanza
del amor perdido, que en presencia del peregrino
lanzaría al cielo la plegaria eterna por su estancia efímera.
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