ÉL DIALOGÓ
Y nunca recibir ni una palabra, unida ni compuesta
Tan solo su mirada penetrante, observando tu hablar
Y sonríe ó hace un gesto, como si pasar de parlar
Cada día es más duro, el camino ha recorrer
Pues ya tiene veinticinco años, en su hacer
Y jamás te devuelve una frase, como respuesta
Para que al menos sepamos, lo que quiere hacer
Sus gustos son los que son, la música y el coche
Siempre el mismo dilema, camilo Cesto ó autobús
Su vida es un tranvía, de silencios y reproches
Llantos de melancolía ó risas, sin ningún orden
Daría mí vida si le sirviera de algo, pero hay también fracaso
Pues que seria del sin su Madre ó yo, aunque sea muy amargo
Por el trago de no entrar en él dialogo, si al menos me dijera algo
Papá vamos al cine, ó al campo y una vez allí, hablemos al menos de algo
Es un duro silencio, aunque este acostumbrado mucho, á él
Pero me rompo en mis adentros, al no poderlo entender
Él dialogar, es la transmisión de pensamientos, que unen más, el querer
Yo lo quiero más que á mismo, pero me siento peor al no comprender
Lo que esconden sus lamentos, cuando murmura y te mira á la vez
Ha veces presiento que me quiere decir algo, pero no acaba de romper
Su dialogo es nulo y año tras año, la misma rutina acaba, en la dejadez
Y esto creo que es lo que me está pasando, me abandono al llanto y á la dejadez
De encerrarme, en mi mundo, un autismo muy parecido quizás al de el
¡Dios mío si de repente, me dijera una frase, con testo dialogante y te pudiera responder!
Más si un buen rato intercaláramos un dialogo, de tú á tú, seria el mejor regalo en mí haber
Del hijo de mís entrañas, Modesto un ángel celestial, que se esconde el devolver respuestas
Un misterio silencioso, que vive en la penumbra de un mundo de tinieblas y dulce á la vez
Pero mi pregunta constante, es el que será del mañana, cuando falten sus padres del alma
Y quieran dialogar con él, hay está el verdadero desazón, el que me rompe en mil pedazos
Y hace que me sienta impotente, anta tantos silencios y miradas que captan, todo el pensar
Pero no arrancan jamás, á pronunciar con palabras los sentimientos, que hay en su desván
De vivencias que á lo largo de sus veinticinco años, por su lado ha visto pasar con la visión
Pero que nunca con el paladar, á pronunciado ni una palabra, con significado, en su dialogo
Y sin dialogo la vida es un letargo, muy difícil de soportar y té llena de crisis, tú ilusión.
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¡Él dialogar es la esencia de la buena comunicación, todo lo que queremos á trabes de ella se nos da!
¡Siempre que sea pedir la caricia, para devolver á cambio un dialogó con amor, ternura y bondad!
MODESTO RUIZ MARTÍNEZ / 30 DEL 11/ DEL 2002