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Soy mi otra parte, en mi único encuentro,
en mi descontento hacia mi renacer,
espanto el entusiasmo virgen del poeta,
para alimentar mi deseo de ser más viejo
pues no te tengo y espero a luego para verte.
Y tu apareces, pero no me sorprendes
entonces no me entiendo de inmediato,
pues estas y no me atrevo a presentarme expuesto,
pero recuerdo que te ame desde siempre,
desde el día de la alegría y la locura, en que nací.
Alimento el arte que compone mi sangre
pero me entretengo en una selva del cerebro,
silenciosa, amable y terriblemente tímida
que me indica las huellas de mi alma gris en un camino,
igual… distraída y serena…apasionada
pero tomada y embriagada por tu voz.
Deslizo el frio de los versos sobre el bajo de mis dedos
irrumpiendo ferozmente los esteros de mis ojos,
ese frio, es el llamado y el anhelo de tus besos,
y el misterio de este canto es el que solamente guardo
para el viaje a la edad de los dolores y las canas.
Ha!... eres rio en las ceniza de mi esperanza,
como el encargo enviado por el viento hacia mi frente,
color claro que cubre lo más obscuro de mi sombra
en el momento justo del enfado y el aprieto de mis manos.
Así, soy único, la anécdota diaria de cada noche,
y tú la música instrumental que me concentra,
e Inspira el negativo que proyecta mis escenas.
Soy único pues, el centro de atención en este baile de mis dedos,
y que su pista de papel, ameniza atenta esa bombilla incandescente.
¿y tu…? No me sorprendes… ¿será por que eres lo que siempre imagine?