Tan felizmente
me fuí a dormir
tras un día agitado,
la cama por fin!
Tan felizmente
me puse el piyama,
apagué la luz
y me metí en la cama.
Muy felizmente
me estaba durmiendo
pero algo me despertó,
maldiciendo...
Un zumbido tan conocido
que no pude evitar
murmurar "por qué, Dios mío!
si to estaba por descansar!"
Pero iba y venía
como un avión en picada
el mosquito maldito
cerquita de mi cara.
Calculando las distancias
revolié unos manotazos
pero sólo conseguí
encajarme un cachetazo.
Prendí la luz, decidida,
con la chancleta en la mano
y del mosquito ni noticias,
son pícaros, los guachos.
Apagué la luz
y rogué que no volviera,
cuando ya casi soñaba
retornó zumbido y guerra.
De nuevo la luz prendida,
lo ví! en la pared!
saltando con la chancleta
en calzones y contra él.
Se escapó, maldito bicho,
me acosté otra vez
y volvió zumbando orejas
por qué a mí, por qué!!!
Esperé a que se posara,
de pronto el sonido cesó,
y aunque dí unos manotazos
el muy turro me picó.
Pero bueno, ya cenado,
tal vez no molestaba más
pero me equivocaba,
volvió por postre, quizás.
A esa altura no sabía
si enojarme o llorar,
resignarme o perseguirlo,
tan difícil de atrapar!
Me tapé hasta la cabeza
y de calor casi me asfixio,
ya fue! destapé una pierna
entregada en sacrificio.
El mosquito se salió con la suya
pero yo pude dormir...
podría decirse un empate,
un final, casi feliz.