Gerson E. A. Arenivar

Esperando, solo esperando.

¿Por qué te estremeces corazón

al sonido del viento,

como si hubiese prometido que su voz

oirías en ese instrumento

 

invisible, inexorable, omnipresente,

que acaricia las palabras que de su boca salen,

esas palabras que de amor creciente

en mis huesos secos cual rocío caen?

 

¿Por qué te estremeces corazón

al crujir de las caídas hojas,

como si sus pies las hollaran en ritmo veloz

y de las huellas de sus plantas hermosas

 

un río de vida hacia mi fluyera,

prístino, diáfano, omnipotente,

manantial bendito para que no muera

en la triste desdicha de un amor ausente?

 

Y te detienes, porque sabes que te sigo,

y extiendes tu mano para levantarme

porque vez que a tus pies he caído

esperando, solo esperando, que quieras amarme.