RICARDO ALVAREZ

CENIZAS de Criptido

 

 

Esta sensación entre el alcohol

y el fervor químico de los fármacos,

semeja la locura de un Van Gogh sin oreja ni paleta.

Es una mezquina cueva sin olores,

un antro donde muere la muerte misma y

se ríe del sonámbulo espectro que ha criado

mientras baila una nostálgica noche de terrores/

Es una aleta mojada que se inunda

en la hora devorante del agua mordiendo el plancton.

Licuados hedores ignorantes cursan la litera del río,

pronunciando rugido de iletrada bestia

sin la elocución de Platón/

 

Una cruel y avara agonía sin salida

ni agitado cubilete arrojando sueltos dados

juntando de la vida solo sus escombros/

Un muro dividendo el sueño de lo real donde

lo onírico es hijo paria inconcluso,

engendrado en las insanas entrañas Kafkianas/

Un pobre zapato de vacío imperio de puentes profanados,

sobrevolando cuervos  y águilas

picoteando el hígado de Prometeo,

en la enzima perfecta del órgano en balanza

donde mezclan las cubas sutiles

fluidos de primogénitas membranas/

Esa tenacidad amante de la copa

borra todo el mundo y el planeta se comprime,

en las sienes solo canta Satán del Erebo

y las sirenas adulantes del mástil Ulisico raptan cada febrero

dejando la roja marea de Rimbaud en su paso de lujuria

y solo restos inertes, cenizas de su genial pluma/

 

 

 

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