Quisiera cabalgar en haras de la noche
montarme en sus alas que cubren el día
cerrarle los ojos brillantes de soles
dejando estelas de luna amarilla.
Rozar con mis dedos las aguas saladas
que lamen cansadas la arena en la orilla
y robarme la espuma que bulle encantada
en las lágrimas tiernas de tus mejillas.
Planear por las copas de un bosque oscuro
que exuda secretos de duendes y hadas
que toman los versos que yo les entrego
y los hacen canciones para tu mirada.
Rodear la ciudad cazando los sueños
de un niño que duerme, de madres que esperan,
llevarme bien alto un deseo de hombre
muy cerca del Cielo para que Dios vea.
Tomar en mis manos una gota de fuego
prodigio de estrellas y magma dormido,
esconderla en montañas que lleven tu nombre
y tu alma se escape a ocultarla conmigo.
Quisiera correr en las filas del viento
que apaga las velas, que canta en suspiros,
que guarda el aroma de besos lejanos
y abraza tu cuerpo con cada soplido.