No me digas que te alegra verme,
ni que estas contenta de estar a mi lado…
afuera llueve y tú…
tú y yo ya no somos los de antes.
No quiero que veas mi rostro, ni que me abraces…
no quiero que sientas mi perfume,
déjame solo esta noche…
estoy lejos de perdonarme esta vez
no haber luchado todo este tiempo por ti.
No me dejes ver la tristeza de afuera,
quiero esta noche quedarme solo…
solo y triste como siempre.
No digas que me esperabas,
ni que soñaste por años este encuentro…
llévate esa sonrisa de tú rostro,
por favor no sueñes esta noche conmigo.
Bello el momento, tú y yo juntos…
hermosa la noche que fría y pura se encuentra,
resucita, siento, mi cuerpo de entre las tumbas…
hoy veo que mis poemas ya no son tristes,
hoy veo la vida de mi lado.
Ha pasado la tormenta…
se ha llevado todo menos mi cuerpo,
y mis manos firmes respiran,
y lo demás es ahora suave y mágico.
No digas que me amas,
no digas que lloraste mi larga ausencia…
¿ves las estrellas?,
¿ves ahora cuánto he rezado por ti?
Oír, puedo yo, los gritos de tu cuerpo
que me llaman…
y me pregunto,
¿qué hay más allá de tus ojos?,
ya no me mires, no busques nada…
yo te amo así, niña y dulce como eres
- así como lo estás en mis sueños-
en cada poema que he escrito sobre mi voz…
no digas que te has sentido sola todo este tiempo,
yo estoy aquí… yo me quedo a tú lado.