Una alfombra de nubes
nos reciben al amanecer:
rostros sonrientes,
abultados cuerpos,
dioses del Olimpo...
Seguimos la pista:
siluetas de caballos y conejos,
asoman sus figuras
en blancas motas de algodón...
Pasan los minutos,
duendes desfilan en el cielo,
monstruos con manos gigantes
dibujan el horizonte...
A lo lejos...
corceles sin rostro
vestidos de nubes,
vienen al rescate
de los sueños perdidos...