El sudor frío corre lentamente por el hielo
en muestra obvia de que llega el calor
abrazándome tenue con tu tierno amor
delatándolo con tu presencia, mi cielo.
No es un cigarrillo la duración del desvelo,
pero, al pensar en ti, sí, se descansa
pues, no se logra el sueño , en cambio alcanza
una paz sin igual, como en un vuelo.
Es que eres tú, mujer, de amor que ata
este corazón que gracias a ti sigue latente
y no deja dormir al alma, pero la consiente
con tu imagen, fija causal que la arrebata.
Me torno como un niño obstinado y necio
creándome , de lo fantástico, la fantasía;
perdiéndome en tantas cosas y en la Poesía
que siempre es gracias a tu amor, y tanto aprecio.
Es que eres tú, deseo reclamado del anhelo,
la vida puesta dentro de otra vida,
corazón para mi corazón al estar sumida
tan en mi… siendo dueña de mi sueño y mi desvelo…
Alviz Neleb
Diciembre 01 de 2011
6:03 a.m. – Jueves