lugar

No escribire Sobre tí

Pude haberlo dicho antes…

 no escribiré sobre ti,

pude arrepentirme y rezar,

pude haber hablado antes ,

pude bajarme y no subir;

¿qué más si lo que digo no es lo que digo?

¿qué más si lo que hago no es lo que hago?

 

En esta sala, solo me encuentro

y no me inmuta la belleza,

la soledad de la belleza,

ni  los espasmos de oscura angustia

que llueven de a gotas belleza

en el patio de esta casa sin tu olor;

sin mañanas ni domingos de norte en El Romance

sin esperas, sin sanciones, sin ausencias.

 

El sol se enemistó en la desdicha,

mientras formando el batallón de primaveras

 disparas contra el jardín,

alguien robo la dorada paciencia  que rondaba en tu solás

esa abrupta mañana que acabó en tu noche calva;

es verdad, nos adentramos en el polvo

y nada se ve, salvo tu enconado bastón de mando,

salvo el alarido silencioso de tu almohada.

 

Una vez que termine de escribir sobre ti

escribiré sobre ti,

sobre tu cuerpo que  firmé,

sobre tus lozanas rodillas dejaré la tinta

colgando como sudor que espante,

 aquella extraña lápida

que fabricaste  para tu mirada

anónima como pudor de hospicio.

 

Escribiré sobre tus santos pecados,

venerados por las tardes y mi espada triunfante

en las puertas del delirio,

de los laberintos misceláneos

del corazón mordiendo el miedo.

¿De qué sirve tanta patria entonces?,

¿tanta bandera y arengas al corazón trashumante?,

¿de que, tanto almanaque y manual de conducta?

si al final, el presidio de los parques

caerá como un yunque olvidado

en la esquina del crepúsculo

que se durmió en el iglú de la calle Antártida.

 

Alguna vez escribiré lo que escribí,

ya no recuerdo tu nombre,

ni en tu memoria autista

ni en tu esperanza de mármol;

más, de tantos soles apagados  

se perturbó el futuro

y  desvíanse  las raíces de tu canto mancebo,

por aquel martirio en desuso.

 

Quisiera no renacer  para negar lo negado

y amanecer en la noche más clara

sin estrellas,

sin auroras, ni aureolas,

sin contemplaciones, ni constelaciones

sin anillos y sin prejuicios;

sin  pausas en freno

que retiren el desvelo,

para encontrar la llave que guardó la inteligencia

en el cofre infernal de  los jueves,

que vieron volar  a las reinas de la bohemia en pelo

 

Vino en visita la jauría de preceptos

Y  nunca dije directamente,

directa-mente,

entonces te abrazo

como cain,

como el padrino,

como Salieri,

como la espada de judas,

como el silencio asesino del violador en penumbra,

pues así se alojó el cadalso de tu alucinada cabalgata

por la noche en mascaras regalada

para el cumpleaños de la arrogancia,

para el aniversario de este  vuelo ignorado hacia la sensatez,

hacia el ardor de la razón pura,

hacia el honor de la soledad que duda.