El hombre camina lentamente. El farol alarga su silueta,
que se pierde en las sombras
. La noche es un milagro, extiende anchas alas oscuras, nos cubre de silencio
y desata de olvidados vértices, momentos que se escapan y nos dan el milagro del
recuerdo...
Cuando era una niña, nos llevaron un día a pasear al campo.
Fue un día extraño y maravilloso.
Extraño, porque pocas veces teníamos ocasión de hacer un viaje todos juntos y maravilloso, porque me permitió entrever el mundo desconocido de los adultos.
Sentí la risa de mi padre que se unía a la nuestra .El, siempre tan callado,
austero ,acostumbrado a que sus palabras fueran órdenes. Pero se unió a
nuestra alegría y cantó con voz grave, canciones de su tierra.
Mamá, dulce, callada, “ miel y trigo “, el eje alrededor del cual giraba nuestra vida.
Poco tiempo después, murió mi padre. Quizá este viaje fue una manera de
acercarnos a su soledad
Hoy luego de tantos años, uno aquella felicidad con el perfume del aire oloroso
de pinos y perfumes agreste, con el de alimentos extendidos sobre el blanco mantel, la cara maravillada de mis padres y nuestros cantos desafinados
que volaban al viento como pájaros...
Pequeños pájaros que vuelven a vivir en mi
Mágica vida, en que un perfume o un canto pueden trasladarnos hacia el ayer.
Ma. Julia.