Maravilloso hombre de mi vida,
Dios te ha dotado de sensibilidad exquisita,
Me siento prisionera de tu sensualidad perversa,
Pierdo placenteramente mi cabeza.
Quiero ser ilusión de tu futuro,
participar del enigmático placer que entregas,
ver manifestarse en ti el instinto primitivo
y gozar cada momento de tu existencia.
Respírame, deséame, abrázate a mi fuego,
que el calor de mi sangre queme tu piel
al acariciar mi carne, que ansiosa espera
y sentir tu universo llenarme de placer.
Que tu lengua investigue
los requicios de mi cuerpo, házme sentir mujer,
sentir lo morboso y placentero.
al saber que todo lo tuyo está en mi poder.
Quiero ser parte de tus íntimas fantasías
de erotismo y gran placer,
hacer realidad tus ansias profundas
perdiendo la decencia,
entreguémonos al placer.