Rica,
infinitamente rica
por amar soy.
Millones de besos,
incontables caricias,
momentos como joyas,
atesora el corazón.
No podría olvidar
cuan preciosas
e invaluables
palabras
me regalas.
Tesoro, tesoro mío
aunque
te marches
siempre, siempre
serás mío,
pues cuando
se ama
se entrega el alma
y un pedacito de ella
siempre se queda
atesorado
en el corazón,
a quien se
entrega.
© Veyra C. Jackman Ojeda. Todos los derechos reservados