Generalmente en las parejas que se divorcian, existe un villano y una heroína o viceversa.
Quién es quién es muy difícil divisar en los primeros tiempos, por lo general al principio ambos son víctimas, pero pasado el mismo, el que sigue estando en esa postura, el que parece que se ha quedado en ese instante de la separación, maldiciendo, insultando, hablando con cualquiera que cruce por la calle contándole su "tragedia", ese, ese es del que hay que desconfiar.
No digo que en todos los casos haya uno u otra, pero en la mayoría sucede esto.
El que puede superar el chubasco del fracaso matrimonial, que se libera del pasado y mira hacia adelante, es, oh casualidad, el que más débil se mostraba en la pareja.
La personalidad arrolladora, y fuerte, queda enredada en su propia telaraña, esa misma con la que envolvió por mucho tiempo a su presa.
Es común escuchar, cuando hay hijos de por medio, pasado mucho tiempo de la ruptura, esa forma imperativa y agresiva de dirigirse a su ex, muestran su lado más oscuro abiertamente, ya sin necesidad de encantar a su víctima.
Para ellos, el tiempo no paso, el tiempo no curo heridas, se sienten dolidos humillados y sobre todo desobedecidos por su ex pareja.
Hay casos de terribles asesinatos ocasionadas por estas personas que siguen siendo según ellos las víctimas (en muchísima menor medida mujeres, lo que no es casual).
Uno se libera del apremio y el camino recién comienza, la pesadilla por lo general sigue y sigue, muchas veces para terminar de manera trágica.
Cuando hablan de crímenes pasionales, es realmente risueño, de que pasión hablamos, cuando un hombre o mujer (en mínima medida repito) enceguecido/a le hunde un cuchillo en el cuello al que era su amor?
¿Por qué motivo se le sigue llamando de esa manera? Ya que con ese rótulo de por sí se atenua el hecho en sí, como que el pobre sujeto perdió la chaveta por un segundo de pasión desbordada.
Por eso digo, miremos bien a quien tenemos al lado, abramos los ojos ante signos de violencia manifiesta, no necesariamente serán al principio en nuestra contra, pero si es un violento/a a la larga o a la corta se nos vendrá encima.