Ya lo sé…
Estás hecho de fuego.
Como los ojos,
esos, que encienden
tu misma tierra;
y que tornan tu paso
más silente.
-La boca de un volcán
me dilacera entre suspiros…
¿No lo ves?
Estoy hecha sosiegos.
Como los abrojos,
estos, ¿qué, no sientes?
¡Soy la hierba!
Tendiéndote mi espacio;
mis revientes.
- Y el deseo más corsario
‘me llevará a ti’
en la barca de la noche…
Y quemaré…
Desnuda en tu cuerpo.
Cada inquieto trozo,
erizos emergentes.
‘Delirio… guerra’.
Prolongado espasmo:
dos resplandecientes.
-En tu isla,
secuestro a cada noche,
un sueño.
Ya lo sé…
Nos restan miedos.
Como los esbozos,
aquellos, inclementes;
de las fieras
y sus rancios rastros
persistentes.
-Nos escapamos…
vez en cuando…
Hechos istmo y quimeras.
Y el fuego,
ese, de tus tierras,
en un solo vuelo
‘nos mantiene’.