¿Alguna vez os confesé que suelo bailar sola? Sonrío, no poseo la belleza de mi hermana. Pero me gusta intentarlo.
A Katherine Howard, cuyo baile inspiró al corazón de un Rey.
Dulce sigile de movimientos,
pasión desbordada en betún etéreo
luz que baila al compás de mi sombra,
utopía barnizada sobre mi cuerpo.
Baila soledad a mi junto
en pueril delirio de la inspiración,
un redoble diluido en mi sonrisa,
sutil torpeza de esta fantasía.
Quizá, mañana el vacío derogue al silencio,
y de mi mano penda el sentido corpóreo
de la ávida belleza de haberte a mi lado.
Clavel Rojo
Alejandra P.Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.