Hay dias que duelen mucho
fundidos en mi aire dilatado
inquisidores de todas estas horas
que sacuden inconscientes las tardes
de este barro pensativo.
Yo vengo de todas partes hacia donde nadie me espera
Y No tengo fuerza
y estoy oculto bajo una almohada de oro
que se quema profunda, por un sol, en la puerta.
Los dias queman hondo
con sus minutos punsantes de estas horas.
Y no tengo fuerza
y si fuera mi propio dios
dentro de mi la buscaria.
Los dias golpean fuerte
y moretean al seso
dejando a sus anchas una rajadura en los labios.
¡Y yo los estoy sufriendo!
Anthony Orellano