La vida me ha dado lecciones,
me convierte un tanto taciturno,
que fragua mis sensaciones,
que devora mis reacciones
en un frenesí nocturno.
Como olvidar aquellas manos delicadas,
que acaricia el velo de tu linaje,
que plasma huellas impregnadas
de azul púrpura y ternura soñadas
que doma el delirio salvaje.
Como olvidar aquel corazón vehemente,
que acoge con ternura,
que embelesa mi mente,
que cautiva fríamente
en un crepúsculo con mesura.
Como olvidar aquellos labios que callan,
aquellos labios que recuerdo en silencio,
aquellos labios que besan y envenenan,
aquellos labios que sin tregua exaltan
en la osadía sin cansancio.
Como olvidar aquel amor filantrópico
que deja huella imborrable,
que refleja y enseña el sendero épico,
que alimenta mi espíritu poético
y clama con benévolo incomparable.
Como olvidar a la mujer que me quiere,
a la fémina prohibida que vive en mi mente,
al ser prodigioso que se adquiere
y que en mi mente nunca muere
el recuerdo forjado firmemente.